Las Big Tech ansían la energía geotérmica para sus centros de datos
Recientemente Meta, la empresa que controla Facebook, Instagram y WhatsApp, firmó un acuerdo para comprar energía geotérmica a una startup tejana llamada Sage Geosystems. Este contrato de suministro de energía parece ordinario, sin embargo, esconde una historia de innovación tecnológica y una dificultad para conciliar la transición digital con la sostenibilidad climática.
El acuerdo entre Meta y Sage se refiere al desarrollo de una planta geotérmica avanzada con una capacidad de 150 megavatios, es decir, suficiente para satisfacer las necesidades de electricidad de 40 mil hogares, aproximadamente, que se utilizará para alimentar los centros de datos de la empresa de Mark Zuckerberg. Los almacenes de las Big Tech son infraestructuras físicas que sustentan el funcionamiento y el progreso de la inteligencia artificial (IA) generativa. Son bastante intensivos en energía; tan solo un gran centro de datos puede consumir 150 megavatios (MW), y requieren un suministro constante de electricidad: veinticuatro horas al día, diariamente.
En la actualidad, estos almacenes representan el 4% de la demanda total de electricidad en EE UU y, según un estudio de la organización Epri, esta cifra podría aumentar hasta el 9% en 2030. Pero la energía geotérmica, en la que se ha centrado Meta, solo proporciona el 0.4% de la electricidad del país. Entonces, ¿por qué elegirla?
El problema energético de los centros de datos
Para ser coherentes con los objetivos de descarbonización asumidos por las empresas tecnológicas, y los gobiernos de los países donde se ubican, los centros de datos tendrán que alimentarse con energías limpias, pues de lo contrario su consumo provocará un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, en 2023 las emisiones de Google crecieron un 13% interanual «debido principalmente al aumento del consumo energético de los centros de datos», según el último informe medioambiental. Del mismo modo, las emisiones de Microsoft han aumentado un 29% en 2020; a la par de Meta, cuya huella de carbono se ha ampliado de 2020 a 2023, ya que los centros de datos «siguen representando el mayor porcentaje de nuestro consumo de energía y agua».
La intermitencia en la producción de energía y la dependencia de costosos sistemas de almacenamiento de los parques eólicos y fotovoltaicos, los hacen inadecuados para satisfacer las necesidades de los centros de datos, que necesitan electricidad a todas horas del día y de la noche. Por eso las grandes tecnológicas se han fijado en la energía atómica. Según revela el Wall Street Journal, un tercio de las centrales nucleares de EE UU están negociando acuerdos de suministro eléctrico con empresas tecnológicas.
Las nuevas tecnologías geotérmicas
Al igual que las centrales nucleares, las geotérmicas producen electricidad de forma continua, estable y con cero emisiones de gases de efecto invernadero; lo hacen aprovechando fuentes de calor del subsuelo terrestre. Sin embargo, la principal limitación de la energía geotérmica, que explica su mínima aportación al mix eléctrico estadounidense y mundial, es que hay pocos lugares donde sea fácil acceder a los fluidos calientes subterráneos, que deben estar cerca de la superficie. O al menos, esta es la gran limitación de la energía geotérmica tradicional. En cambio, las nuevas tecnologías desarrolladas por Sage y otras startups permiten alcanzar grandes profundidades, ampliando el número de sitios hacia prácticamente cualquier zona de la que se puede extraer calor.
No se sabe mucho del proyecto de Sage con Meta, salvo que estará situado al este de las Montañas Rocosas y entrará en funcionamiento en 2027. Las tecnologías utilizadas por la empresa son muy similares a la fracturación hidráulica o fracking de las rocas de esquisto para liberar el petróleo y el gas que contienen: una técnica con la que Estados Unidos está familiarizado, pues gracias a ella se ha convertido en el mayor productor mundial de hidrocarburos. En pocas palabras, el proceso seguido por Sage consiste en perforar pozos profundos e inyectar agua en ellos; el líquido, al entrar en contacto con la temperatura y la presión del subsuelo, se calienta hasta el punto de poder utilizarse para accionar una turbina y generar electricidad.
Mientras que la geotermia tradicional se ve limitada por la geología, la avanzada tiene que hacer frente a los elevados costos de perforación a grandes profundidades. Sin embargo, el gasto pueden reducirse gracias a la experiencia, la escala y la eficiencia operativa. Urvi Parek, director de la división de energías renovables de Meta, describió a Sage como «un socio perfecto para ampliar esta tecnología» y explicó que la startup podrá aprovechar su acuerdo de suministro con la empresa para obtener financiamiento y adquirir equipos.
Meta, sin embargo, no es la única Big Tech atraída por el potencial de la geotermia avanzada. Google lleva años colaborando con Fervo Energy otra startup tejana que participó en la construcción de una planta de 3.5 MW en Nevada, y que recientemente ha firmado un nuevo acuerdo para multiplicar por casi veinticinco su suministro energético en el futuro. Por su parte, Fervo, trabaja en una central geotérmica de 400 MW en Utah, cuya puesta en marcha está prevista para 2026.
Una batería bajo la tierra
Sage, sin embargo, también quiere utilizar sus tecnologías para fines distintos a la generación de electricidad. Como informa Canary Media, a mediados de agosto dio a conocer sus planes para la primera instalación de almacenamiento de energía geotérmica geopresurizada del mundo. Se trata de una batería en la tierra. El sistema, que se construirá en Texas; en el emplazamiento de una central eléctrica de carbón, consiste en bombear agua al subsuelo, donde almacenará presión que podrá liberar más tarde para accionar una turbina y suministrar electricidad a la red. La central tendrá una capacidad inicial de 3 MW, pero podría alcanzar los 50 MW y un tiempo de funcionamiento de entre seis y diez horas cada carga.
El almacenamiento geopresurizado es aún muy caro, pero podría resultar una forma eficaz de equilibrar la generación renovable solar y eólica. En los momentos del día en que hay excedente de producción, se utiliza para almacenar energía bajo tierra, mientras que, por la tarde, en momento de «vacío» y alta demanda, se recurre a la reserva.
El papel de los gobiernos de Estados Unidos e Italia
El Gobierno estadounidense apoya con dinero público el desarrollo de tecnologías geotérmicas avanzadas. La última ronda de financiamiento tuvo lugar a finales de agosto: 31 millones de dólares para seis proyectos que permitirán al país «seguir avanzando hacia la frontera de la revolución de las energías limpias», declaró la Secretaria de Energía, Jennifer Granholm. Italia, donde la energía geotérmica tiene una larga historia, ha reconocido el potencial de la geotermia avanzada en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que habla de promover sistemas «supercríticos» a grandes profundidades y de «circuito cerrado» en los que no se explotan los acuíferos subterráneos.
(Wired)
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