‘Edge’: cuando el futuro de la computación pasa por el extremo
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La computación en el extremo o tecnología ‘edge’ se está confirmando como uno de los recursos en pleno auge, impulsada por las necesidades tecnológicas, que reclaman una red distribuida que proporcione menor latencia.
El rápido ritmo al que evoluciona la tecnología puede llevar a pensar que lo hace de forma imprevista. Que en infraestructura TI las tendencias o modas surgen de la nada. Pero en la gran mayoría de los casos no es así, sino que vienen cocinándose desde atrás y, en un momento dado, pasan a primer plano por un motivo u otro: un avance concreto, un lanzamiento en el mercado, un proyecto diferencial o, incluso, que el resto del ecosistema está mejor preparado para recibir una determinada propuesta. Este es el caso de la tecnología edge, cuyos orígenes se remontan a la última década del siglo XX, con las redes de distribución de contenidos que aproximaban los nodos de recolección de datos, por entonces fotos y vídeos mayormente, a usuarios finales.
La aparición de los primeros dispositivos inteligentes y de la movilidad, superada la barrera del 2000, empezó a promover su uso. Pero el empujón definitivo vino de la mano de la expansión de la tecnología cloud, con su incremento de las cargas de trabajo en múltiples localizaciones, que provocó que el modelo de redes P2P descentralizado experimentase un impulso. Un sondeo en Google Trends permite tener una perspectiva de esta evolución. Si bien entre 2004 —lo más temprano que permite remontarse esta herramienta— y 2016 el término edge computing muestra un nivel de búsquedas prácticamente plano, desde este último año el ascenso ha sido notable.
Si Google da la medida de cuánto se usa una tecnología en base al interés por el término, se puede decir que, definitivamente, el edge está consolidándose. Los datos de las firmas de análisis confirman esta percepción. Gartner estimaba que el mercado en edge computing pasaría de los 131.000 millones de dólares en 2023 a los 511.000 millones en 2033. El pasado año, IDC cifraba el gasto para 2024 en 228.000 millones de dólares, un 14% más que en 2023, y prevenía un crecimiento continuado consistente, con 378.000 millones en 2028. Desde Mordor Intelligence sitúan el valor de mercado para 2025 en 227.800 millones de dólares, augurando un crecimiento del 13,24% hasta 2030, año en el que esperan que alcance los 424.150 millones. Cifras ligeramente dispares —en función también de lo que se incluya en cada análisis—, pero congruentes entre sí, y con una percepción clara: el uso del edge va al alza.
Edge, hoy en día
“La computación en el edge ha pasado de ser una tendencia emergente a una tecnología esencial en la infraestructura digital moderna”, valora Eulalia Flo, CEO de Equinix en España. Flo se remite a estimaciones de Gartner de 2018 según las cuales se pasaría de un 10% en ese año a un 75% en 2025 de datos empresariales creados y procesados fuera de un centro o nube centrales. “Esta evolución está impulsada por el crecimiento exponencial de dispositivos IoT, la necesidad de baja latencia y la integración con soluciones de nube híbrida”, sintetiza.
Laura Guijarro, gerente de Network Offering en Kyndryl, desarrolla este punto. “Si bien esta tecnología responde originalmente a retos muy específicos (latencia, seguridad, ancho de banda), su valor se está reconociendo como parte esencial de las arquitecturas modernas. Las arquitecturas híbridas que combinan cloud y edge son cada vez más comunes. No será una solución universal para todo, pero sí un habilitador clave”, matiza. Si tuviera que elegir un sector en el que el uso de la computación en el extremo tenga un mayor desarrollo, apunta al industrial, “con la implementación de redes privadas LTE/5G y soluciones de edge para mejorar la eficiencia operativa, el mantenimiento predictivo y hacer controles de calidad en tiempo real”. Guijarro cita datos de Analysis Mason según los cuales este sector supondrá el 35% de todo el gasto en redes privadas a nivel global en 2027.
Relacionado con este, la portavoz de Kyndryl destaca la industria de la logística, almacenamiento y transporte, donde “ofrece mejoras importantes en áreas como la seguridad de los trabajadores, el seguimiento en tiempo real para la optimización de operaciones y la gestión eficiente de flotas”. También indica un empleo creciente en retail, con aplicaciones como el desarrollo de tiendas inteligentes o el control de inventario en tiempo real, o salud, por ejemplo en el procesamiento local de datos clínicos. “Su adopción crecerá conforme maduren los casos de uso y se integren con tecnologías como IA o 5G”, valora.
Coincide Flo con este punto. “La combinación de edge con inteligencia artificial, 5G y nube híbrida está creando un ecosistema con una mayor flexibilidad y eficiencia en la gestión de datos que será indispensable para la mayoría de las industrias”. Para la directiva de Equinix, “la adopción generalizada es inminente. Aunque actualmente se concentra en sectores específicos, el edge está evolucionando hacia una infraestructura base para el funcionamiento de ciudades inteligentes, vehículos autónomos, salud digital, manufactura avanzada y entretenimiento”. En su aplicación, el uso de tecnología edge “no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también tiene un impacto positivo en la sostenibilidad. Al reducir la necesidad de transferir grandes volúmenes de datos a centros de datos centrales, se disminuye el consumo de energía y se optimiza el uso de recursos”.
Pese a esa tendencia al alza en su uso, el desarrollo de la computación en el extremo no es uniforme. Flo habla de varias velocidades a nivel mundial: en regiones con ecosistemas digitales maduros como Estados Unidos, Europa Occidental (especialmente Alemania, Reino Unido y Países Bajos) y Asia-Pacífico (China, Japón, Corea del Sur) se detecta un desarrollo más avanzado. “España está en proceso de adopción, pero aún no alcanza el nivel de despliegue de estas regiones líderes”, valora. Aquí habría algunos lugares, como Madrid y Barcelona, en los que sí hay una mayor presencia de esta tecnología, ligada a su consolidación como hubs digitales clave. Un entorno de “potencial de crecimiento futuro para nuestro país”. Guijarro apoya esta idea.
Retos pendientes
Alcanzar las cifras previstas de mercado en edge o confirmar su despliegue no está exento de desafíos. Guijarro y Flo coinciden en algunos de estos retos, como la gestión de infraestructuras complejas o la necesidad de asegurar la interoperabilidad entre plataformas y dispositivos con distintos protocolos, “especialmente con arquitecturas híbridas”, destaca Flo. “Esto permitirá una integración más fluida y eficiente de la tecnología edge en diversas infraestructuras”. “Además, la falta de estándares comunes puede dificultar la adopción generalizada”, y continúa: “Es fundamental desarrollar y adoptar estándares que faciliten la implementación y el uso de esta tecnología a nivel global”. Para Guijarro, la falta de estos estándares comunes puede lastrar su integración y escalabilidad. Aboga por fomentar ecosistemas colaborativos entre integradores, operadores y fabricantes desarrollar soluciones interoperables y eficientes. “La necesidad de administrar múltiples nodos distribuidos requiere soluciones avanzadas de orquestación”, añade.
Un tercer desafío se vincularía a la necesidad de reducir los costes de implementación. Flo considera que aquí sería fundamental “utilizar modelos SaaS y SD-WAN, que permiten mantener e incluso mejorar la calidad de los servicios sin aumentar significativamente los costes”. A esto se le suma el reto de la protección de la tecnología y el cumplimiento normativo: “La expansión de la superficie de ataque exige un enfoque de seguridad integral”, señala Guijarro, quien además apunta a un problema casi sistémico en el sector tecnológico: la falta de talento. “La escasez de profesionales capacitados en tecnologías de edge representa una barrera que se puede superar invirtiendo en formación específica”, razona. “Es y seguirá siendo clave formar y desarrollar talento especializado en edge, IA y redes híbridas, puesto que la tecnología, sin operadores especializados y con talento, no sirve de nada”, concluye Flo.
(computerworld.es)
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