Seguridad Integrada: Ciberseguridad Videovigilancia, Seguridad física

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Luis Guembes, Arquitecto TI

Ciberseguridad

Hablar de ciberseguridad es hablar de un tema qué ha pasado por muchas transformaciones rápidas en muy poco tiempo. Con el advenimiento de la pandemia y los diferentes cambios de paradigmas considerados sólidos como la roca, se han derrumbado uno tras otro los castillos de arena sobre los cuales se depositaron las piedras fundacionales de la seguridad como la conocíamos.

La desaparición repentina de la oficina densamente poblada y su reemplazo por la diáspora de empleados hacia sus casas, planteó una serie de problemas para los cuales los grandes departamentos de tecnologías de la información y seguridad simplemente no estaban preparados. El impacto con lateral sobre la mediana, pequeña, y microempresa, simplemente no se vio venir.

La estampida de las aplicaciones del centro de datos a la nube, fue rápidamente seguida por el éxodo masivo del borde de la red hacia el ciberespacio, con lo que aparecieron decenas sino cientos o miles de posibilidades para interconectar conectar y hacer colaborar a miles de empleados dispersos en ciudades, países y continentes sometidos a las más rígidas e imprevisibles cuarentenas.

Para construir una analogía gráfica al respecto, imaginemos que la seguridad antes de la pandemia consistía en poner una carnada a un anzuelo y lanzarlo a un lago quieto como un espejo, mientras que hoy tenemos que lanzar docenas de redes gigantescas sobre la superficie de un pequeño barco en medio de una tormenta monstruosa. Sin embargo, la imaginación y creatividad de los fabricantes ha venido alcanzando paulatinamente las demandas del mercado, de manera que algunos acuerdos generales han sido aceptados como en la nueva realidad en materia de ciberseguridad.

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Entre los acuerdos más destacados podemos mencionar sin lugar a dudas de que ya no existe una frontera segura o una superficie de ataque única, sino que en su lugar, han aparecido un sinnúmero de interacciones nodales semejantes en su representación intuitiva a una red tridimensional de alta complejidad, donde lo único inteligente que queda por hacer, es detectar a tiempo el inicio del ataque como una anomalía y luego trabajar en su neutralización.

Se hace pues perfectamente intuitivo que la oportunidad de negocio para el canal ha dejado de ser la venta indiscriminada de productos físicos, licencias y servicios para convertirse en un negocio mucho más consultivo, donde el valor metálico, sin dejar de ser importante, le ha cedido el primer plano al asesor técnico comercial que se presenta como experto especialista en la problemática de seguridad que aqueja a cada cliente único y particular dentro de cada mercado vertical.

Esto implica necesariamente que el rol del vendedor tiene que cambiar, evolucionar, especializarse y ser mucho más efectivo que en un estado pre pandemia, ya no puede usar un catálogo de productos, sino un recetario de soluciones verticales de las cuales escogerá por afinidad y valor, la que resuelva el dolor del cliente que tiene al frente.

En la mayoría de los casos, esta oferta seguirá convirtiendo más y más en una reventa de servicios en la nube, mercado que una vez saturado requerirá una nueva reinversión de la oferta de servicios de seguridad en tecnologías de la información y comunicaciones. Mientras tanto, la flexibilidad para adaptarse a un mercado cada vez más volátil y redirigido hacia la nube, determinará el éxito y la supervivencia o el fracaso y la desaparición de los integradores, empezando por las empresas más vulnerables y de menor tamaño.

Video vigilancia y seguridad electrónica

A pesar de haberse incrementado teóricamente el tiempo de permanencia en el domicilio de uno o de ambos cónyuges, los hijos que no van a la escuela y los familiares que perdieron el trabajo, la videovigilancia en particular y la seguridad electrónica en general han crecido enormemente en todos los ámbitos nacionales o incluso regionales. La escasez de empleo y por ende las canciones de dinero para satisfacer las necesidades básicas familiares, aumentan las probabilidades de que una persona honesta y trabajadora se vea tentada de traspasar la legalidad e ingresar en alguna forma de delincuencia.

Más allá de juzgar ética o moralmente estas conductas potenciales, lo cierto es que el incremento general de la delincuencia ya era un problema notorio antes era pandemia, y está, no ha hecho sino exacerbarlo.

La exuberante oferta de cámaras de vigilancia para todos los tipos tamaños colores y funcionalidades en las tiendas electrónicas y también física, no viene acompañada de pocos problemas, por ejemplo, no hay estándares de interoperabilidad general que estén al alcance del usuario residencial DIY (Do it yourself) o incluso de un canal no especializado, por ende, las oportunidades potenciales de negocio para el micro y pequeño integrador son enormes.

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Al respecto podemos dar algunas recomendaciones como las siguientes: procurar la representación de una marca con soporte local e inventario, asegurarse de que el personal haya seguido aprendido y aprobado las calificaciones necesarias para la instalación operación y soporte técnico de las soluciones que elijan vender, asegurarse de poder ofrecer sin ningún problema, soluciones de almacenamiento en la nube para el contenido que se va a generar y finalmente, sería ideal que pudiera ofertarse también un servicio de monitoreo remoto de la solución.

Cómo es el público conocimiento, las empresas dominantes del mercado de la seguridad privada, han desplazado limpiamente a las empresas de seguridad electrónica mediante la incorporación de la mayoría de sus soluciones como parte de una cartera de servicios. Esta posición dominante puede ser ventajosa en el sentido de que estas empresas pueden proporcionar Adicionalmente un servicio de respuesta en sitio con su propio personal, sin embargo, sus clientes objetivos pertenecen a un sector socioeconómico que empieza en la clase media alta, mientras que el integrador pequeño puede moverse en comodidad y casi sin competencia en los sectores económicos más populares, los que incluyen pequeños negocios familiares como bodegas, tiendas, estaciones de servicio y por supuesto, todo tipo de viviendas. Incluso en algunos sectores hemos observado que ante la ausencia de cámaras de videovigilancia municipales o del Estado, los propios vecinos organizados han adquirido y mandado a instalar sistemas de videovigilancia y alarmas en la vía pública.

Hay que subrayar claramente que estas oportunidades vienen acompañadas de una serie de servicios colaterales tales como la adecuación eléctrica, cableado de red, seguridad física, sistemas o servicios de grabación locales o remotos, la incorporación de alarmas a los sistemas, sistemas de llamada automática de las autoridades y toda una parafernalia de accesorios y servicios que complementan y hacen más atractiva la seguridad electrónica en general.

Como lo hemos repetido en infinidad de ocasiones, el componente más importante de este modelo de negocios viene dado por los servicios y no precisamente por los bienes y materiales que constituyen la infraestructura necesaria para prestarlos.

Servicios de gestión remota

Si buscáramos una definición certera quien escriba en pocas palabras la evolución de la tercerización de servicios de tecnologías de la información y comunicaciones, sin duda alguna sería “servicios de gestión remota”.

Aunque las cuarentenas producto de la pandemia han reducido significativamente los servicios presenciales en un sinnúmero de entornos y escenarios, las necesidades de estos servicios no han desaparecido y no va a desaparecer en el corto plazo, por lo tanto, es necesario prestar atención a la manera cómo es que estos servicios se han venido dando para mantener a flote el conjunto de actividades críticas para el sostenimiento de la salud, la alimentación, la educación y el comercio en general.

Si bien podemos pensar subjetivamente que los principales servicios de gestión remota están relacionados con las tecnologías de la información y las comunicaciones, lo cierto es que se ha abarcado un enorme rubro abierto a tales servicios, el que incluye por cierto algunos escenarios inadmisibles hace apenas un año atrás como por ejemplo el traslado de un cubículo completo con todos sus servicios y conexiones al domicilio de un empleado.

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Otro rubro que a explosionar en cuanto a servicios remotos es el de la migración de las aplicaciones de la empresa hacia la nube coma sea por respaldo de las operaciones locales o sea por la incapacidad local de mantener funcionando centros de datos inclusive de pequeña escala. este rubro viene por supuesto acompañado de lo que se viene llamando la migración “del borde hacia la nube”, la cual incluso en una escala mediana, puede fácilmente asfixiar al escaso personal de TI de una gran empresa.

Los servicios de gestión remota tienen el mayor atractivo posible para un integrador, sobre todo cuando se manejan hábilmente los contratos multianuales para esos servicios, lo que paradójicamente no representa un escollo bastante duro de superar, sobre todo por el componente de incertidumbre que lleva inherentemente una pandemia. en el mejor de los casos, es factible asegurar un contrato anual renovable total o parcialmente, pero en las condiciones actuales, debemos considerar esto una oportunidad enorme en lugar de considerarlo un pequeño negocio. la suma total de estas pequeñas oportunidades se está convirtiendo rápidamente en un reemplazo viable y sostenible de las rentas del integrador dedicado a toda clase de servicios. por supuesto las excepciones más notables son aquellas que dependen de brindar un servicio presencial a clientes presenciales, actividad que está muy golpeada y lamentablemente tendrá que sufrir un poco más antes de que se relajen las medidas de seguridad biológica necesarias para contener la expansión de la enfermedad.

No se debe dejar de lado el comentario de qué el monitoreo de una gran masa de usuarios se ha convertido también en parte de los servicios de gestión remota, incorporándose de forma natural a los ya existentes servicios de mesa de ayuda y soporte de infraestructura o plataforma. la única diferencia por supuesto, estriba en que ahora los clientes están dispersos trabajando desde sus hogares.

Buenas prácticas corporativas

Aunque este título aplica por lo general a la conservación del medio ambiente, las buenas prácticas corporativas en materia de los temas que hemos tratado hoy, son de enorme importancia para la adaptación a lo que se viene llamando cada vez con mayor propiedad, “la nueva realidad”.

En ese sentido señalaremos que, dentro de las mejores prácticas corporativas respecto a ciberseguridad, ha destacado notablemente la seguridad del terminal y el entrenamiento del personal expuesto a algún tipo de amenaza cibernética, una especie de concientización en seguridad, considerando que el eslabón más débil de los sistemas de seguridad suelen ser las personas que los operan.

el crecimiento desbocado de las certificaciones de análisis de riesgos de seguridad empresarial que se han tejido alrededor de ISO 27001, no son sino un claro indicador de que las prácticas corporativas en seguridad han tomado un lugar preponderante, innegablemente acelerado por la pandemia y por la necesidad de adaptarse rápidamente a un entorno impredecible y cada día más peligroso.

En cuánto se refiere a los sistemas de vídeo vigilancia y de seguridad electrónica en general, las corporaciones han empezado a tomar en serio la posibilidad de ayudar a sus empleados trabajando desde casa a proteger la integridad de sus hogares, lo que en consecuencia significa proteger también los activos de la corporación si fuera el caso o la información confidencial en cualquiera sea el caso.

Todos estamos conscientes de que existen riesgos y responsabilidades civiles y penales atribuibles a la pérdida de información identificable de terceras personas, por ende, el desarrollo de los servicios gestionados de seguridad no solamente comprende la protección contra las amenazas comunes, sino que debe incluir necesariamente el análisis permanente del cumplimiento de las normas que afectan a los mercados regulados.

A manera de conclusiones

En toda crisis hay una oportunidad. todos los cambios dramáticos que estamos presenciando, deben estipular nuestra capacidad de desarrollar nuevas soluciones que se adapte rápidamente y ágilmente a los vaivenes de las circunstancias actuales.

Los integradores de tecnologías de la información y comunicaciones, pertenecen a diversos ecosistemas que se encuentran en serio peligro. Identificar a tiempo las estrategias y acciones concretas que permitan su supervivencia, es nuestro principal objetivo.

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