Perdida la guerra de los clones, por qué tenemos que apostar a la innovación real
Por Juan Pablo Cappello
Inversores y empresas entramos en una encrucijada: trajimos el “manual” de Silicon Valley a América Latina y nos aprestamos a copiar ese modelo. Pero no sólo eso: apostamos a empresas que buscaban ser la versión local de emprendimientos exitosos en el mundo, a la espera de que esos mismos emprendedores internacionales (u otros) las compren. De esa encrucijada hay que salir, para no seguir sosteniendo un modelo fracasado, donde las inversiones sólo entran y no producen resultados.
En primer lugar, los aceleradores de empresas y los programas oficiales de Start Up tienen que dejar de financiar a estos «clones». Llamo clon a un proyecto cuya fundamentación arranca con la frase «somos el XXXX de América Latina», donde el campo XXXX se puede completar con el nombre de cualquier empresa exitosa de Silicon Valley que se quiera tomar como modelo, como ser OpenTable, Uber, Groupon, Twitter, Amazon, Kickstarter, por sólo desplegar una breve lista.
Los clones que buscan adaptar adecuadamente a la región modelos de negocios tecnológicos de comprobado suceso están muy bien. Clonar estos modelos requiere de una gran ejecución, gente que sepa hacer su trabajo metódicamente, con constancia, calidad y profesionalismo… pero no necesitan gran inspiración. No requieren «artistas».
Y un empresario de bienes es mucho más parecido a un artista que a un, por ejemplo, panadero: Un panadero se levanta temprano en la mañana, trabaja duro, reúne los ingredientes necesarios y hace pan… pero pan no es arte. Un panadero no necesita inspiración. Un panadero tiene que poner los ingredientes correctos, juntos en el camino correcto para hornear el pan.
La comunidad de Silicon Valley está interesada en apoyar el «artista » y no al «panadero». Pero en América Latina hemos estado invirtiendo en muchos panaderos. Es por ello que nuestras empresas no son inspiradoras. Es por eso que no estamos viendo las salidas.
Para los clones son mucho más eficaces los «constructores de empresas», fondos que se especializan en la «producción industrial» de las empresas, expertos en la ejecución o copia de los modelos de negocio. En la región estamos viendo el surgimiento de algunos interesantes ejemplos de ello, a quienes es mejor cederles el desarrollo de clones.
En tanto, aceleradoras de empresas y otros programas de Start Up deben centrarse en la innovación real, en la búsqueda de los artistas.
Un artista es muy diferente a un panadero. Un artista trata de ver más allá de cómo son las cosas, busca el cómo las cosas podrían ser. En términos filosóficos, su lugar no es el ser, sino el deber ser. Un artista se va a hacer su arte a toda costa, porque él es consumido por su visión.
Sólo una innovación real hará que los esfuerzos se vean recompensados con una gran rentabilidad o valuación.