La nueva base del entorno digital: los Data Centers y el Edge computing

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Por: José Paredes, Latam Markets Analyst – Enterprise Infrastructure & Cloud – IDC

Los motores de la nueva economía digital siguen siendo los mismos: los servidores y el almacenamiento. Desde los grandes data centers hasta los microdatacenters en el edge, esta infraestructura tecnológica está entrando a una fase de redefinición profunda, impulsada por la convergencia de la inteligencia artificial (IA), la analítica avanzada, la ciberseguridad y la necesidad de baja latencia. Estas fuerzas están concentrando la atención hacia soluciones integradas de infraestructura donde los datacenters y el edge actúan como pilares del entorno digital actual.

De acuerdo con el Worldwide Enterprise Infrastructure Tracker 25Q1 el mercado en 2024 considerando servidores para hyperscalers, servidores tradicionales y el enterprise storage en su conjunto creció alrededor de 60% interanual mientras que un año antes solo había crecido un 14%. Este salto confirma la aceleración estructural del mercado, impulsada por la necesidad de soportar cargas de trabajo más complejas, IA generativa y análisis de grandes volúmenes de información en tiempo real.

Fuente: IDC Enterprise Infrastructure Tracker 25Q1

Este crecimiento no solo responde a la demanda de cómputo, sino también a la búsqueda de flexibilidad y eficiencia operativa. Las organizaciones están priorizando arquitecturas que integren hardware, virtualización y automatización bajo un mismo esquema de gestión.

El modelo de TI ya no tiene un único centro de gravedad. A medida que los datos se multiplican en el extremo de la red, el edge computing se convierte en la nueva frontera de la inteligencia. Gracias al aumento de dispositivos conectados, la digitalización industrial, Internet de Las Cosas, la IA y las redes 5G, se reduce la latencia y se habilitan respuestas inmediatas en aplicaciones críticas como manufactura, retail, salud o transporte.

Se observa una distribución clara entre las inversiones en entornos tradicionales que mantienen su relevancia como núcleo de las operaciones de TI, y aquellas enfocadas en edge computing que habilitan procesamiento en tiempo real y soporte para aplicaciones de baja latencia.

Según el mismo estudio de IDC, en 2024 la distribución de la inversión en infraestructura entre el core y el edge fue de 86% y 14% respectivamente. El core, entendido como el conjunto de grandes centros de datos y plataformas de procesamiento centralizadas, concentra la mayoría de las inversiones del mercado, impulsado por proyectos de AI, la nube y operaciones de hyperscalers. En cambio, el edge, con un ticket promedio y base mucho menor, mantiene una proporción estable frente al core en los últimos años.

Fuente: Worldwide Enterprise Infrastructure Tracker: Buyer and Cloud Deployment 25Q1

Las soluciones de infraestructura evolucionan hacia esquemas modulares, escalables y definidos por software. Las empresas están adoptando infraestructura convergente e hiperconvergentes para simplificar la gestión, mientras que el edge surgen microdatacenters preconfigurados diseñados para operar en entornos remotos con conectividad limitada. Estas soluciones integran cómputo, almacenamiento y redes en un formato compacto que permite desplegar inteligencia local sin perder control centralizado.

La sostenibilidad se ha convertido en un eje estratégico y un indicador clave de competitividad en el diseño de la infraestructura. La eficiencia energética, la reducción de emisiones y el diseño térmico eficiente son ahora fundamentales. En la economía digital de hoy, la infraestructura se valora no solo por su potencia, sino por su capacidad de operar de manera autónoma, segura y sostenible en entornos cada vez más distribuidos.

Las organizaciones ya no solo enfrentan la necesidad de expandir su capacidad, sino de gestionar entornos distribuidos donde conviven nubes públicas, centros core y nodos edge. En este contexto, tecnologías como AIOps (operaciones de TI impulsadas por IA), la automatización inteligente y la observabilidad unificada se vuelven criticas para mantener el control y la resiliencia en entornos distribuidos. Por ejemplo, AIOps permite anticipar y resolver problemas antes de que impacten las operaciones, mientras que la observabilidad unificada facilita el monitoreo en tiempo real de todos los componentes desde el core hasta el edge. Así, la inteligencia artificial no solo impulsa nuevas aplicaciones, sino que también transforma la gestión de la infraestructura, permitiendo operaciones automatizadas, predictivas y resilientes.

La infraestructura del futuro no será exclusivamente centralizada ni completamente distribuida, sino inteligente, adaptable y orquestada. Datacenters y el edge convergen para sostener la próxima década digital, habilitando ecosistemas donde los datos fluyen sin fricciones, las decisiones se toman en tiempo real y la inteligencia se distribuye desde el core hasta el edge. Las empresas que logren orquestar inteligentemente sus recursos entre ambos entornos estarán mejor posicionadas para liderar la evolución digital.

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