La IA exige una nueva forma de concebir los centros de datos

La proliferación de la inteligencia artificial ha catalizado una transformación sin precedentes en la infraestructura digital, exigiendo una reevaluación integral de las prácticas de diseño, construcción y operación de centros de datos. Entre las múltiples consideraciones, el incremento exponencial en la densidad de potencia emerge como un factor primordial. Observamos una evolución vertiginosa, desde los 2,5 kW o 3 kW por rack hace apenas unos años, hasta los 120 kW actuales, con proyecciones de NVIDIA que anticipan densidades de hasta 600 kW por rack para finales de 2027. Este aumento sustancial en la carga por rack conlleva un incremento proporcional en la generación de calor, lo que demanda la implementación de sistemas de refrigeración de alta eficiencia, como la refrigeración líquida.
La eficiencia energética se erige como otro pilar fundamental en el diseño de centros de datos de próxima generación. La IA, en este contexto, actúa como un catalizador para la optimización del consumo energético, permitiendo la mitigación del impacto ambiental y la reducción de costes operativos. La implementación de sistemas de gestión de energía inteligentes posibilita la monitorización y el control en tiempo real del consumo, optimizando la utilización de recursos.
La flexibilidad y la escalabilidad, tanto en el diseño como en la construcción, se materializan a través de arquitecturas modulares, facilitando la adaptación progresiva a las demandas fluctuantes de la IA. La infraestructura debe poseer la capacidad de soportar la rápida evolución tecnológica y permitir la expansión futura.
Finalmente, la automatización y la seguridad adquieren un papel preponderante en el desarrollo de centros de datos adaptados a los nuevos riesgos introducidos por la IA. La implementación de sistemas de seguridad avanzados y la automatización de tareas operativas se convierten en imperativos para garantizar la resiliencia y la integridad de la infraestructura.
El rol de los nuevos materiales y técnicas en la aceleración de proyectos
La convergencia de nuevos materiales, técnicas de prefabricación y construcción modular está propiciando una transformación paradigmática en el sector de la construcción de centros de datos, impulsando proyectos caracterizados por su celeridad, resiliencia y escalabilidad.
La aceleración de los plazos de construcción se atribuye a la prefabricación fuera de obra y a la construcción modular. La prefabricación en entornos controlados permite una ejecución más precisa y expedita, mitigando los retrasos inherentes a las condiciones climáticas y optimizando la logística. La fabricación de módulos de centros de datos en instalaciones industriales, seguida de su transporte y ensamblaje en el emplazamiento, reduce significativamente los tiempos de construcción en comparación con los métodos convencionales.
Estas innovaciones técnicas favorecen la construcción de centros de datos más resilientes, al permitir un control de calidad riguroso y una mayor adaptabilidad a futuras expansiones. La fabricación fuera de obra garantiza una mayor precisión y calidad, minimizando los errores de construcción y aumentando la fiabilidad de los sistemas.
La flexibilidad y la expansión gradual, en consonancia con las necesidades del operador, constituyen factores determinantes en la adopción de estas técnicas de prefabricación. Este enfoque optimiza la escalabilidad y la eficiencia tanto en el diseño como en la construcción, al tiempo que reduce los requerimientos de inversión inicial.
Finalmente, la utilización de materiales y técnicas constructivas sostenibles minimiza la generación de residuos durante la ejecución, optimiza el uso de recursos y reduce el impacto ambiental.
Estrategias de diseño y construcción
La anticipación y mitigación de los costes operativos a largo plazo en centros de datos demandan la implementación de estrategias de diseño y construcción centradas en la eficiencia, la escalabilidad y la sostenibilidad.
La optimización del PUE emerge como un factor determinante en la mejora de la eficiencia energética de los centros de datos, complementada por la gestión inteligente de la energía y el diseño avanzado de sistemas de refrigeración.
La consecución de un PUE óptimo se sustenta en la selección de sistemas de refrigeración de alta eficiencia, tales como la refrigeración líquida o el «free cooling», la instalación de equipos de IT de alta eficiencia energética y la optimización de los flujos de aire.
La gestión inteligente de la energía, mediante la implementación de sistemas de monitorización y control basados en inteligencia artificial, posibilita el ajuste en tiempo real del consumo energético y la integración de fuentes de energía renovable y sistemas de almacenamiento de energía.
El diseño avanzado de sistemas de refrigeración, en conjunción con técnicas de contención de pasillos fríos y calientes, contribuye a la mejora sustancial de la eficiencia del centro de datos. La implementación de sistemas de refrigeración adaptativos, capaces de ajustar el flujo de aire en función de la carga de las salas de IT, representa otra estrategia clave para maximizar la eficiencia operativa.
(datacenterdynamics.com)
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