El desorden digital expone a las empresas a riesgos, según Kaspersky Lab
Las empresas de todo el mundo están luchando por proteger sus datos dado a que los empleados no reconocen su responsabilidad en el desorden digital, o la proliferación de documentos y archivos digitales sin pensar en la gestión de las consecuencias de seguridad. El informe global “Sorting out digital clutter in business” (Eliminando el desorden digital en los negocios) de Kaspersky Lab encontró una serie de correlaciones entre la creación del desorden digital en el trabajo y los hábitos de las personas.
El desorden digital incluye los archivos, documentos y datos creados en el trabajo sin la visibilidad o el control total de la empresa sobre cómo se almacenan y quién tiene acceso a ellos. Se convierte en un riesgo de seguridad cuando consideramos que el 72% de los empleados almacena documentos en el trabajo que contienen datos de identificación personal o confidenciales, los cuales, si llegarán a filtrarse, podrían dañar, tanto en su reputación como en sus finanzas, a una empresa, a sus empleados y, potencialmente, a sus clientes.
Abordar el desorden digital es un desafío para las empresas y uno de los pasos más importantes es comprender quién es responsable de ello. Casi tres cuartas partes (71%) de los empleados creen que los líderes empresariales, el equipo de TI o el de seguridad deben ser responsables de garantizar que los correos electrónicos, archivos y documentos tengan los derechos de acceso adecuados, en lugar de hacerlo ellos mismos. El problema es que si bien los equipos de TI y de seguridad pueden controlar el acceso dado a los empleados para entrar a los archivos y carpetas, también hay espacio para el error humano. Ya sea accidental o intencionalmente, por ejemplo, los empleados podrían darles a sus colegas o personas ajenas a la empresa credenciales para el acceso o evadir a los administradores de TI con nuevas herramientas de colaboración. Y como hay empleados creando y colaborando en varios documentos simultáneamente, todos deben asumir responsabilidad por sus acciones que causan el desorden digital.