¿Están los marcos regulatorios impulsando la innovación o frenando la expansión del mercado de centros de datos?

La inversión global en centros de datos ha alcanzado los 70.400 millones de dólares en 2024 y se proyecta que aumente hasta los 74.300 millones en 2025. Sin embargo, a medida que la demanda impulsada por la inteligencia artificial se ha disparado, también lo ha hecho el escrutinio regulatorio. Dado que se trata de una infraestructura crítica para la economía, con impacto directo en el PIB, debemos asegurarnos de que cualquier normativa sobre centros de datos no afecte negativamente a la economía en general y garantice igualdad de condiciones para todos los actores del sector. Además, debe contemplar una visión amplia que aborde cuestiones como la presión sobre recursos energéticos e hídricos, estableciendo por ejemplo políticas de seguridad energética que respondan a la demanda futura, en lugar de regular a los centros de datos de manera aislada.
Para lograrlo y garantizar que los marcos regulatorios resulten adecuados, los operadores deben trabajar estrechamente con los legisladores, ayudándoles a entender cómo funciona la industria, los retos actuales de los proveedores y los riesgos de imponer restricciones arbitrarias. De este modo, se puede promover una legislación reflexiva, coherente con el mercado y beneficiosa para todos.
En un nivel básico, demostrar el valor que un centro de datos aporta a su mercado anfitrión —ya sea mediante la creación de empleo o la generación de ingresos fiscales— contribuye a alinear proyectos con marcos regulatorios en evolución y refuerza la confianza de las instituciones financieras. Desde los bancos hasta los fondos de inversión institucionales, una clara alineación con la comunidad y las políticas reduce el riesgo de estos proyectos intensivos en capital y fortalece la justificación para la inversión a largo plazo.
Un ecosistema competitivo y diverso de operadores fortalece los entornos en los que se construyen los centros de datos y, en última instancia, beneficia a los usuarios finales. Por eso, debemos fomentar la inversión suficiente para hacerlo posible. Sin embargo, ya no basta con garantizar el éxito mediante la simple expansión de capacidad; la alineación estratégica con la demanda de los clientes y los marcos regulatorios es igualmente importante. En la fase de planificación, resulta vital demostrar relaciones sólidas con los clientes finales y un profundo conocimiento de sus necesidades, así como contar con señales claras —cuando no cartas de intenciones (LOIs)— de su parte.
Transformación digital y crecimiento económico
En mercados emergentes, especialmente donde la infraestructura aún está en desarrollo, los centros de datos pueden desempeñar un papel fundamental en la transformación digital. Al proporcionar almacenamiento de datos fiable y escalable, permiten a las empresas ampliar sus capacidades digitales, lo que genera empleo, atrae inversión y potencia el crecimiento económico.
No obstante, la regulación es clave para garantizar un entorno empresarial justo y favorecer el crecimiento de la economía en los mercados donde los centros de datos operan. Por ello, la colaboración entre reguladores, operadores y otros actores resulta esencial para alinear los proyectos con los objetivos nacionales, por ejemplo, integrando los planes de infraestructura digital en las estrategias de crecimiento económico o de transformación digital.
Estrategia de ubicación y expansión global
Como las consideraciones regulatorias varían enormemente de una región a otra, el crecimiento del mercado de centros de datos no es lineal. En Oriente Medio, por ejemplo, donde la política es favorable y existe una fuerte inversión de capital, resulta relativamente más sencillo construir y operar un centro de datos que en la Unión Europea, donde la regulación es mucho más compleja.
Tomando como referencia a los Emiratos Árabes Unidos, los marcos regulatorios del Golfo sobre soberanía de datos exigen que la información de importancia nacional se almacene en el país de origen. Esto ha impulsado el auge de centros de datos en la región, ya que lo que se establece en EAU debe replicarse en Arabia Saudí, Omán, Kuwait, y otros países vecinos. De este modo, las políticas de soberanía de datos están alimentando la necesidad de centros de datos localizados.
Sin embargo, dada la naturaleza transfronteriza de la economía digital, también se incrementa la necesidad de que los centros de datos adopten un enfoque independiente de la ubicación, permitiendo que los datos se muevan dentro y fuera de regiones con marcos regulatorios distintos, y que los clientes establezcan hubs globales, no solo locales. Para ello, la industria debe avanzar en la creación de corredores de datos confiables, lo que requerirá mayor cooperación regulatoria y la armonización de estándares.
Cumplimiento de estándares medioambientales
A medida que crece la demanda energética de los centros de datos y evoluciona el panorama regulatorio en función de los cambios del mercado, tanto el diseño como la operación de las instalaciones se ven condicionados, obligando a los proveedores a mantener la agilidad. Aquellos que han adoptado un enfoque proactivo para usar esta presión como motor de innovación y sostenibilidad —ya sea implementando tecnologías de refrigeración energéticamente eficientes, recurriendo a energías renovables como la solar y la eólica, o aplicando sistemas responsables de gestión del agua— han logrado una ventaja competitiva.
Este enfoque también contribuye a garantizar la viabilidad a largo plazo, al reducir costes energéticos y asegurar el cumplimiento de los objetivos globales de sostenibilidad. Asimismo, la colaboración con proyectos gubernamentales de energías verdes puede aportar estabilidad a largo plazo en suministro eléctrico. Cada vez más, el desempeño en sostenibilidad se ha convertido en un factor decisivo en las decisiones de inversión, con instituciones que aplican criterios ESG a sus carteras de infraestructuras.
Regulación inteligente: el camino a seguir
Con frecuencia, los marcos regulatorios se perciben como un obstáculo para los operadores. Sin embargo, al cumplir con las normativas locales, adoptar un enfoque colaborativo en la elaboración de la legislación y priorizar la eficiencia energética, los centros de datos han podido expandirse de manera progresiva, sobre la base de la demanda real y no de la especulación, mitigando al mismo tiempo riesgos financieros y de sostenibilidad para asegurar el éxito a largo plazo.
La regulación inteligente no tiene por qué ralentizar al sector. Si se moldea mediante el diálogo y se fundamenta en realidades prácticas, puede proporcionar la claridad y confianza necesarias para impulsar la próxima ola de infraestructura digital.
(datacenterdynamics.com)
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